Cuando alguien entra a formar parte de la academia de Ávila, sabe que no solo va a estudiar, sino también a adaptarse a una rutina bien definida. Aquí no hay lugar para la improvisación: el día a día está marcado por horarios estrictos, normas claras y una disciplina constante que ayuda a mantener el orden y a fomentar la responsabilidad.
De lunes a viernes, las jornadas en la academia giran en torno a unas seis horas de clase. Esta estructura no solo asegura un aprendizaje constante, además establece una rutina estable para todos los alumnos.
Los fines de semana y los festivos están reservados para el descanso, un respiro necesario tras una semana intensa.
Normas que garantizan la convivencia
Aunque el tono general es relajado y el ambiente, en muchos casos, puede ser cercano, hay ciertas normas que no se pueden pasar por alto. Son reglas pensadas para mantener el respeto, la convivencia y el buen funcionamiento de la academia:
1. Puntualidad ante todo
El horario no es negociable. Hay que levantarse, acostarse y guardar silencio en las habitaciones según lo establecido. Todo está medido para que el día fluya sin contratiempos.
La puntualidad es una de las primeras cosas que se aprenden en la academia. No se trata solo de llegar a tiempo a clase, sino de respetar todos los horarios: desde la hora de levantarse por la mañana hasta el momento de acostarse por la noche. Incluso hay normas para mantener el silencio en la habitación durante las horas de descanso o estudio.
Este compromiso con el tiempo enseña a los alumnos a organizarse, a respetar el ritmo del grupo y a prepararse para futuras responsabilidades donde la puntualidad será fundamental.
2. Higiene y alimentación
El tiempo para asearse y para comer está claramente definido. Es importante ajustarse a estos momentos para no alterar el ritmo de las actividades.
Cada estudiante debe adaptarse a ducharse, prepararse y comer dentro de unas franjas horarias concretas. No hay margen para retrasos o improvisaciones.
Esta rutina diaria busca inculcar hábitos saludables, reforzar la higiene personal y promover una alimentación ordenada. Además, ayuda a que todos puedan disfrutar de estos momentos sin generar caos ni desorganización.
3. Asistencia a clase obligatoria
Las clases no se saltan. Cada estudiante tiene un horario asignado y debe respetarlo al pie de la letra. La asistencia es un compromiso y el eje principal de la estancia en la academia. Por eso, la asistencia a clase es obligatoria sin excepción. Cada alumno tiene un horario asignado y debe seguirlo con responsabilidad. Las ausencias injustificadas no se toleran y pueden conllevar sanciones.
Este sistema asegura que todos tengan las mismas oportunidades de aprendizaje y mantiene un ambiente de estudio serio y comprometido.
4. Uniforme y apariencia
Cada día se debe vestir el uniforme. No solo es obligatorio, sino que también se exige mantenerlo en buen estado. Un uniforme descuidado puede llevar a una sanción. No basta con ponérselo: debe llevarse limpio, bien planchado y en buen estado. Un uniforme desaliñado puede ser motivo de sanción, ya que refleja una actitud poco respetuosa hacia la institución y los compañeros.
Este punto va más allá de la estética: forma parte de la imagen y la disciplina que se espera de cada miembro de la academia, enseñando que la apariencia también comunica valores como el respeto, el orden y el compromiso.
5. Orden en la habitación
Mantener la habitación limpia y ordenada no es opcional. Hay revisiones periódicas y no cumplir con esta norma puede acarrear consecuencias. Las habitaciones no son solo un lugar para dormir, también son un reflejo del orden personal. Por eso, deben mantenerse limpias y organizadas en todo momento. Se realizan revisiones periódicas y cualquier incumplimiento puede derivar en una sanción.
Esta norma fomenta la responsabilidad individual y el respeto por el espacio compartido. Además, ayuda a generar un entorno más agradable para todos, donde reina el orden y la armonía.
¿Y los fines de semana?
Durante el fin de semana, los alumnos tienen cierta libertad. Pueden salir a donde deseen o quedarse en la escuela. Eso sí, quienes se queden deben seguir el régimen interno: aunque no hay clases, hay normas y horarios que cumplir.